miércoles, 3 de agosto de 2011

PERESTROIKA (6º)

5 (T)




Entre los aspirantes, prácticamente no hablábamos de temas que no fuesen nuestras materias de trabajo. La rivalidad era tan grande que no nos permitíamos familiaridades. Además, acabado el día estábamos agotados y nadie perdía el tiempo en otra cosa que no fuese descansar lo más posible. El premio a nuestros esfuerzos serían unos imponentes trajes metalizados.

Al final de nuestra preparación teníamos un solo instructor jefe –Yuri- que en algún momento, cuando el horario era muy apretado y no podía encontrar más privacidad para sus obligaciones espirituales, se apartaba suficientemente del grupo y se ponía a hacer genuflexiones en dirección a La Meca.

A nuestro entrenamiento teórico y práctico hubo que añadir los ensayos en la centrifugadora y en la piscina. Éstos constituyeron la última criba de nuestras pruebas selectivas. Debíamos familiarizarnos con situaciones de ingravidez cero en sesiones de mañana y tarde. En los simuladores de vuelo vivimos situaciones similares al estrés psicológico que sufren los astronautas y con continuos picos de fuerza G. Aprendimos las técnicas para soportar la dificultad extrema al respirar y para mantenerse consciente.

“Cuando notas la tráquea has de poner la boca en forma de embudo. Luego debes tensar los músculos del cuello. En ese momento darás un grito seco para recuperar la sangre, haciéndola subir de nuevo al cerebro. Además, para recuperar la visión debes parpadear al mismo tiempo que experimentas las G. Verás delante de ti un plasma en el que contemplarás como te alejas a una velocidad extrema”. Las explicaciones de nuestro instructor jefe eran precisas. El que no lo hacía a la primera, se iba. Finalmente, al cabo de doce meses de iniciada la instrucción, los seleccionados éramos Natalia la búlgara y yo.

El día antes del despegue vino el Ministro de Defensa en persona a desearnos suerte en el viaje. Sus palabras fueron escuetas: “Son ustedes héroes de la Revolución Comunista, del Pacto de Varsovia y de la Unión Soviética. Actúen como tales. Esperamos que los obreros, los campesinos y los intelectuales del futuro conozcan su hazaña. Su misión es ultrasecreta. La proliferación de armas nucleares, la política internacional imperialista de nuestros enemigos y la llamada “Guerra de las Galaxias” nos obligan a actuar con métodos expeditivos. Van a relevar a dos cosmonautas que en este momento circundan nuestro planeta. Cuando queden al mando de sus respectivas naves, si algo llega a ocurrir, deberán seguir al pie de la letra las instrucciones que conocerán en su momento. De ustedes depende la preservación genética del comunismo. Hablamos de un posible desastre nuclear. En el plazo de dos años transcurridos después del cataclismo deberán retornar a la Tierra y continuar con el fiel cumplimiento de las órdenes recibidas. En caso de no suceder nada, serán relevados por otros cosmonautas dentro de unos ciento cincuenta días. En nombre del Jefe de Estado y Secretario General del PCUS les deseo un feliz viaje al espacio”.

(continuará...) 



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