sábado, 27 de diciembre de 2014

EL PLAN

EL PLAN. Ya iba todo el mundo en manga larga excepto un señor regordete. Rebecca, dime la hora que me dé un infarto, se estaba tomando una birra con el caballero del vacilón, que necesitaba de manera urgente so riesgo de colapso aclararse las ideas ingiriendo abundante agua y sobando setenta y dos horas seguidas, quiero ser tu amigo, que hacía lo propio con un cubata.
  En una mesa hay cinco cervezas, uno el primero que tiene los brazos como bulldogs cabreados que son de genética y que empujará a Julián, que guardará por ello un rencor, a discernir el proceso mágico del tra. de la inf. a la madurez psico. completa, digamos, mi chache se quedó en el paro y se había ido a por droga ¡trece kilos de farlopa! y patatín patatán, uno el segundo que guarda una pipa, hierro, fusca, artilugio, una Sig Sauer 9 milímetros Parabellum, entre la tripilla por debajo del ombligo y la cintura del pantalón, que le dio una leche a uno de un bar, el dueño, con la pipa en todo el careto y aquél lo llevó ante los tribunales pero no quedó demostrado, hijoputa pero niño que soy tu tío qué estás diciendo loco, con sonrisa pícara y diabólica, uno el tercero que no tiene una amenazante presencia física, más bien al contrario, mas es muy peligroso por su estéril y atravesada hiperactividad mental insana, suponte que yo voy a drogarme y te dejo mi cartera y voy y me drogo, que también desarrolla un fetichismo hacia las armas de fuego, las intifadas gansteriles, disparar a las señales de tráfico, uno el cuarto que, la pura verdad, que fue por accidente, el pobre Bicho se desangró en un momento allí mismo en brazos de su compadre y homicida, manipulando el arma, una fatalidad que le acompañará siempre, me como quatro tripis y le meto una ráfaga plomo, que no es otra cosa que un desahogo, como lefa, algo puramente masculino, y ya nunca lleva fusca, en todo caso una navajilla para cortar el costo, y uno el propio Julián, que no encaja mucho del todo en esta banda pero encaja, que el pistolero le amenazó con el arma y cómo Julián salió ofuscado y sin conocer a nadie, pues el otro se acojonó un poquillo por su silencio ausente de Julián y, ya desde entonces le respetan y, a pesar del abuso cometido, el provocador le dijo que sí que era peligroso, que era lo mejor que le podían decir a Julián en ese momento.
  En Lingua Franca del Suburbio agravada por el paro endémico en el barrio, qué van a hacer, ¿¿lacerarse??, ¿¿crucificarse y descrucificarse??, ¿¿comerse la opacidad de la roña??, ¿¿cortarse el culo??, cuando un maestro de escuela inepto, o no ya eso sino demasiado cartesiano o racionalista o dogmático, que no cree o no se acuerda del juego la improvisación la magia e, ignora, soslaya que alguno de esos cachorrillos hambrientos le comería una partida con que sólo tuviera la reina a Kasparov, aunque no son tan diferentes de los gañanes que habían apaleado a Julián por el asunto del butano, alérgicos a la pestañí y al orden, siempre, cuyo universo de drogas, un universo casi gratuito si no fuera por las expectativas del ciruelo, de fricción sensible delicada húmeda y angosta de lo que se suele exagerar teatralizar novelar mentir y segregar información o por lo menos ahí,
tirépapiruulé
tirépapiruulé
esteioondsíinpirulé
lacassxmashíinpirulé…
rarónrarón
rarónrarón…
yeaeaeeaeaaa jipme…
alirlbiruwéspirulé
cómooojipme
alirlbiruwéspirulé
jipmepirulé
aahpirulé…
el sist. educ. comienza a perder tranco frente al tiburonaco hambriento, en sentido figurado, de la prevaricación y la endogamia oligárquica.
  ¿¿Las Brown Sugar?? Se produce el cortocircuito mental, el espejismo lunar, el pensamiento, que es lenguaje interior, y es ruido interior, en indisoluble complicidad con el apretón del esfínter A (puede que síntoma en el origen de los celos patológicos y sus consecuencias) de Julián, se conecta a una vía autooperante, lejos de allí, lejos como un frenazo estéreo en un túnel con sus dos bocas, como un suspiro en el umbral de la calle y se está pergeñando un plan en la mesa, que no es tangible realmente en otro espacio-tiempo que en las propias experiencias imaginativas de Julián, o por lo menos no es participado por los otros cooperantes necesarios, que hablan de drogas, sí, algo ciertamente repulsivo y censurable quizás aquí relacionado con la delincuencia y la adicción, de esto y lo otro primo, sí, pero de la máquina tragaperras, no, y menos desde que Rebecca, ácido jazmín de mediodía, se ha separado de ella, que ahora está en otro lado de la barra hablando con una señora con pelusilla en la barba que pregunta con quién tiene que parlamentar acerca del rescate, que le han robado el coche.
  En fin. A lo que íbamos. El plan (sólo de Julián, para entendernos): robar la máquina tragaperras ¿para resarcir a Rebecca?, ¿gesto de reivindicación para demostrar lo kie que es?, es lo de menos.
  ¿Cómo se hacen bombas fétidas? Sí. Ya me acuerdo. Esto… YO soy conductor. Esa es mi especialidad. No tanto robar, no, robar no, hurtar coches, vale, los vuelvo a dejar en los alrededores exponiéndome a que me pillen, eso es honradez, no soy un quinqui. Mi papá me enseñó a meter las marchas y soltar el embrague y ya lo demás pues es ver grandes premios por televisión y talento natural. Es que, ¿sabes?, cuando cojo un volante tengo que ir a todo lo que da el trasto, como con el culo endiablado de guindas. Pero claro, me dan un papel protagonista en el golpe, para no mojarse ellos (y eso les perdió como se verá) y claro, ¿sabes?, como no se decir que NO, pues voy.
  Bombas fétidas. Añil + vinagre + lejía. Bombas fétidas. Y entonces hay ya que pensar en no dejar huellas, evidencias y esas cosas, desfigurarse deformarse la cara con miga de pan Bimbo sin comérselo ¿eh?, ¿yo me lo comería? (por la ansiedad, el apretoncillo a la altura del estómago, las ganas de mear), y una peluca, gafas, ETC. A ver, abrir las puertas, la chica (¿Rebecca?) se mete a jugar en una máquina, ¿en el bar o en la sala interior?, hombre, la máquina, el objetivo es la del bar, que está más cerca de la salida, la escapatoria, hay menos camino por recorrer. Hay que focalizar: *robar máquina tragaperras*. Si no, un chino ludópata. Los chinos saben cuando la máquina está a punto. Podría ser una ayuda pero habría que darle un cinco por ciento por lo menos, pedazo de maricón. El chino estaría dándole dándole dándole el culo a la máquina, y esa sería la señal, la luz verde. ¿Y si hay más chinos y no sé cuál es el chino?, y cojo una máquina que no es, es que todos son iguales, bueno, todos menos mi chino, que es un huevón, que la que se juega las perras es su parienta.
  Pero no. Tiene que ser más directo. La ambulancia con la llave puesta en el puesto de socorro de la carretera, de la cruz roja, un día iba borracho y me puse a dormir en la ambulancia, veníamos el Ohyeah y yo y el Oso del quinto pino y estaba cansado de andar, abrí el portón trasero y me puse a sobar en la camilla, pero si no me llego a levantar echo las papas dentro de la ambulancia, salí de allí corriendo y sudando unos goterones… y siempre están puestas las llaves. Y claro que hacen falta precauciones, sin menoscabo de la testiculina. Se podría consultar con alguien de peso en el barrio, alguien con un currículum. ¡Qué va loco! Entonces hablamos del cincuenta por ciento. A ver, lo de las bombas fétidas es para ganar tiempo y crear confusión, aunque parece una chorrada, ¿sabes?, no lo es.
  Y para bajar el estrés te haces una autosatisfacción completa del asunto, y si después de la primera, con el estrés del delito nunca se sabe, pues necesitas rebajar más tensión, te vuelves a rascar, que no es que sea lo más recomendable porque algo se nota ya, en la energía, en la prestancia, pero claro, hay que dejar, si se puede, dejar solucionado el problema en la zona a trabajar, y sí, con un poco de voluntad, se dejan reposar las cosas, lo cual puede ser un esfuerzo añadido, que a lo mejor es deseable que todo fluya y no se demore mucho, y ya con mucho tiento se hace otro acercamiento, a modo de prueba y, si el asunto se perfila factible fácilmente, se procede con un eventual segundo intento, que sería deseable que acabase con la tensión porque un tercero sí que ya se nos va un poco de las manos, pero nunca se sabe, por lo de la prestancia, y ya, se limpian bien las pruebas, es decir, hay que deshacerse de los restos, la huella, ¿verdad?, se tira de la cadena, y todo esto antes de perpetrar el delito y se te quita la tontería.  
  Recapitulemos: agua (unas latas de cerveza valdrán), pan Bimbo, media de seda, lycra o similar (porque con el pan solo sería una payasada), furgoneta potente, 300 CV., bueno, ese trasto tiene más años que la Charito y pasa la ITV porque es de la Cruz Roja, portón trasero, ácido cítrico, bombas fétidas... los otros estarán esperando para arrastrar la máquina tragaperras hasta la ambulancia y yo ya sólo tengo que salir cortando de allí.
  (Pero todo salió al revés.)

  Y el Porranegra le dice insistentemente a Julián que si tiene papel, ¿es que no oyes?, (que es para hacerse un cacharrito de hachís).

miércoles, 17 de diciembre de 2014

EXCUSA PARA UTILIZAR EL NEOLOGISMO PRECUELA

  Zacarías Mediavilla y su hija de once años se subieron a un carro de combate.

  Si bien no sabemos qué es lo que les conduce a ello o por qué lo hacen, sí tenemos la certeza de que van solos, sin compañía de animal o cosa alguna. Suponemos que alguien anónimo maneja el ingenio. La carrocería del monstruo acumula costras de materia terrosa sobre las que hay barro reciente.

  La máquina bélica enseguida adquirió una considerable velocidad en el terreno desigual del páramo e iba dando bandazos por lo que los nuevos pasajeros, es decir, Zacarías y su hija, tenían serias dificultades para asirse con suficientes garantías a las correas de seguridad, unas agarraderas de cuero que a tal efecto había junto a sus asientos.

  El carro de combate carece de una cámara interior cerrada para los operarios, por el contrario, es abierto o, digamos, descapotado, debido al gran calibre del cañón.

  Por increíble que parezca, la niña se esfumó. En su lugar, un perrillo canijo de raza indeterminada que había aparecido de la nada se cayó del tanque. El animal no sufrió daños porque se escurrió justo por el espacio intermedio de las cadenas.

  Si queremos seguir una lógica, es de suponer que la niña se había metamorfoseado en perro.

xxx

  Lo que sigue es la precuela de este suceso que, aunque aparentemente no aclara nada del mismo, asimismo abunda en dramáticos incidentes que rayan en el sinsentido. El preliminar episodio acaece en los primeros días del otoño del año de la crisis del ladrillo. Todo comienza en una calle estándar, en un núcleo urbano del que no nos importan mucho sus datos demográficos. Los edificios de cuatro plantas a los lados responden al modelo aséptico de ciudad europea.

  Zacarías caminaba acariciando el saxofón de la policía que llevaba colgado al hombro. No sabía tocarlo pero le sacaba sonidos y, en sus ratos libres, se entregaba concienzudamente en un ruidismo abstracto.

  Conocemos el dato que conecta policía y saxofón por el troquelado en el instrumento, que lo identifica (igual que un coche patrulla).

  De repente una banda de sudamericanos, ninguno superaría los veinte años, le rodeó. Pensó en huir pero era imposible. Entonces, con su verborrea más elocuente trató de convencerles. Incluso llegando a las manos, a pesar de la superioridad numérica de los pandilleros, intentó evitar lo que ellos querían: el saxofón y nada más. Finalmente consiguieron arrebatárselo. Tras contemplar cómo se alejaban con el instrumento, sin darse por vencido, les siguió los pasos.

   No sabemos cómo encaja el episodio de la tasca. Hemos de dar por sentado que hay momentos de la historia que desconocemos. Pero al menos sabemos con toda seguridad el orden de los acontecimientos, por inconexos que parezcan. El local, todo de madera, congrega a clientes habituales de edad avanzada. A todos, ex militares y ex presos, les une un pasado de enclaustramiento (acuartelados o enjaulados en una celda, lo mismo da).

  Los clientes que no pululaban por la barra o estaban sentados en las mesas practicaban un extraño deporte. Se subían a lo alto de una rampa y, con unos artes similares a pequeños esquíes, se lanzaban rampa abajo. Al final de la rampa simulaban algo parecido a un salto de esquí sólo que sus vuelos no superaban más de un metro de longitud. Mientras que algunos de los participantes solventaban el salto con algo de elegancia, otros se escurrían al final de manera un tanto cómica sin conseguir volar nada.

  Suponemos que Zacarías tuvo éxito en sus pesquisas en la tasca porque el relato de los hechos se reanuda con el agraviado llegando a la guarida de los ñetas. Allí, Zacarías descubre la traición de sus propios amigos de la infancia, camuflados entre el resto de delincuentes de la banda. Seguidamente, las cosas se van a poner muy feas.

  Tras unos golpes, aparecieron los cuchillos hiriendo el aire. Unos (“los indios”) y otro se jugaban la vida. Zacarías, a pesar de su soledad, estaba dispuesto a todo para limpiar la afrenta del saxofón.

  Llegados a este punto, Zacarías se acuerda (¿o se da cuenta?) de que, además del saxofón, le han sustraído las llaves del coche (con la libreta de ahorros dentro). Aunque el auto está aparcado lejos porque no había sitio, él sabe que finalmente tendrán que encontrarlo. A pesar de todo, por el momento, eso no es lo peor.

  Presionado, Zacarías se vio obligado a huir, esta vez sí, a la carrera y, con los otros (dos o tres) tras sus pasos, llegó a una casa destartalada, casi una chabola. Allí, los pandilleros, que venían a asesinarle, le acorralaron en un patio.

  El patio, recuperado a los escombros, sirve para sacudir alfombras, además de tendedero y corral de gallinas (por los restos de mierda).

  Los malhechores consiguieron agarrar a Zacarías y acto seguido, mediante una presa, uno de ellos lo inmovilizó contra una barra que servía para tender alfombras.
 
  Zacarías está doblado contra la barra, dando la espalda a los delincuentes en una posición un tanto indigna (vulgarmente, con el culo en pompa).

  En ese momento dos mujeres árabes, muy tapadas y con velo, acudieron a ayudar al vencido Zacarías de manera providencial. Con una contundente barra metálica, una de las mujeres golpeó al que sujetaba. Luego Zacarías se zafó de la llave y, sin saber ni cómo, “hizo” que el que previamente le había sujetado entrase en una combustión espontánea (algo pirotécnico, como una gran cerilla). En unos instantes el individuo se había consumido hasta quedar reducido a una especie de caparazón de erizo. Ni que decir tiene que, a la vista del prodigio, los otros dos tipos salieron de allí despavoridos.


  Zacarías demuestra una gran inconsciencia ante el miedo. Recupera las llaves del coche (no sabemos exactamente cómo o dónde las encuentra) y, consecuentemente, la cartilla. Pero el saxofón, al final, sigue en manos de los ñetas, que se salen con la suya. 

miércoles, 26 de noviembre de 2014

viernes, 14 de noviembre de 2014

CARTA A LOTTE

  Querida Lotte:
  Hoy se cumplen cincuenta años del fin de la guerra. Curiosamente, esa fecha que debía haber sido de júbilo en nuestras vidas, supone el principio de la maldición que nos acompaña, cariño mío, desde entonces.
  Por el contrario, nuestro verdugo (y las nefandas alimañas de sus hijos) que se dice el benefactor de nuestra ciudad, no hace otra cosa que celebrar su dicha (desde entonces) a costa de nuestra felicidad y nuestra (¿honra?) y la felicidad de las familias de tantas incautas e insensatas. No puedo sino congratularme por la dificilísima decisión que has tomado, que sé que vas a ejecutar con firmeza.
  Ayer estuve en el Parque de L. C. En la pérgola hubo una velada de música de cuerda. La orquesta interpretó aquella pieza que siempre cantábamos cuando salías del Colegio de V., en aquellos tiempos en que creía que mis errores estaban saldados. Tuve que protegerme con un pañuelo y disimular para que los espectadores que había alrededor no se dieran cuenta de mis sollozos. La vida fácil de nuestro colmado en la calle de F., cuando cesaron las persecuciones raciales, que nos aseguró a ambas el sustento. Acuérdate de las delicias, los quesos, los embutidos, las conservas de importación, las compotas, los chocolates. Aquel sueño duró poco pero cómo disfruté la vida junto a ti, mi preciosa niña. Los intereses del préstamo finalmente fueron inasumibles porque se vendía poco. La miseria era grande y no había de dónde gastar.
  Luego llegó la segunda parte de mi pesadilla, la peor. Lo que pasé hasta librarme de nuestro verdugo, no sin que corriese la sangre (que el Señor lo tenga en la Gloria a tu padre) no es nada comparado con lo que tú sabes mejor que yo. Cómo los miserables vástagos de C. reemprendieron su imperio de violencia y extorsión en la ciudad, y cómo su sadismo te alcanzó a ti, queridísima hija. Todos mis esfuerzos por conseguirte una posición se esfumaban y mi tesoro más preciado me era robado de las manos, del mismo modo que a mi madre le había sucedido conmigo.
  Hija mía, atiende mi súplica. No puedes viajar con tu pequeña Lotte con este tiempo pues se podría enfriar. Tienes que salir de casa a las tres y media de la mañana si quieres llegar a tiempo a B. para hacer transbordo para V. Además, ¡no pensarás cometer (un crimen) una venganza con tu hija en brazos! Cómo vas a disparar un arma con ella en tu regazo, los ángeles huirían de su lado.
  Sabes que por mi estado no puedo hacerme cargo de tu pequeñita, que Dios la proteja (y no sólo tú). No obstante, he hablado con la Sra. B. y ella está dispuesta a cuidarla, no sólo durante tu viaje sino durante un eventual proceso. Yo estaré siempre presente en todo lo que concierne a tu hija, mientras las fuerzas me lo permitan. Una vez en la cárcel tu hija estaría a tu lado, ¡con quién mejor que con su madre!, y no se daría cuenta de las cosas. (Según el hijo de la Sra. B., teniendo en cuenta el nuevo Código Penal y las circunstancias atenuantes (gracias a Dios que se ha abolido la Pena de Muerte) te condenarían a treinta años que, con el tiempo, quizás se quedarían en dieciocho, si haces méritos).
  Pero sabes que no hay otra opción después de lo de tu hermana, ahora que tú te habías redimido. Esto no puede seguir infinitamente pues quién sabe si tu hija algún día también estará expuesta a esta vergüenza.
  En fin, hija, que sepas que te quiero y que la mano que sujeta el arma también es la mía. Haz lo que debes hacer. Si los hombres de la ciudad no han tenido lo que hay que tener para hacerlo, tiene que ser una mujer la que ponga fin a este ultraje. Estaré contigo pase lo que pase. Sé valiente y no pienses ya en las consecuencias.

  Sin nada más que decir, te quiere: Tu madre Lotte K.

sábado, 8 de noviembre de 2014

miércoles, 29 de octubre de 2014

miércoles, 22 de octubre de 2014

martes, 21 de octubre de 2014

viernes, 17 de octubre de 2014

LUJO HIP HOP

LUJO HIP HOP. El universo se está pudriendo de manera incesante, todo el universo, incluso el dinero. El tiempo, el espacio, no hay medidas ni orden sino regeneración contínua y absoluta hasta lo avolumétrico, simple y ridículo inimaginable. Todo esto está tan muy relativamente algo acabado en –ado, como acabado, que asimismo acaba en –ado, que es íntimamente infinitamente absurdo porque parte de un error, sigue en una experiencia meramente circunstancial y acaba en un sinsentido, no lo podemos negar, pretencioso. Y da yuyu. Me explico.
  Pasa cuando el hambre es desnudado por sus vírgenes, incluso, y se desencadena la bacanal hip hop de Vlad el empalador en la jungla: foame de bani, los $$$$, en fajos de billetes fuera de circulación, manteniendo puro su olor. Más tarde éstos, los $$$$, se van extrayendo del compacto monto según el flujo perentorio, comprar comida y vestir Adidas y no tener ya que prostituirse como alternativa. Ser inteligente y además honesto es de moñas. No hay salida del gueto. Señora, el ojo me llora.
  ¿Para qué el dinero? Tener una casa solitaria de cristal junto al mar. En Malibu no, lo siguiente. Despertarse por el resplandor de la luz del día y dejar pasar el tiempo sin hacer nada, puede que absorto en la contemplación del mondrian y el kandinsky levitando al hipnótico murmullo de las olas. Desayunar un cóctel levemente narcótico de nombre exóticamente oceánico de Oceanía con una sombrillita y una bengala, sorbido con pajita, ante la curvilínea realidad de, con el solo sonido de sus chanclas al caminar y la arrogancia del mar al arribar a la orilla del continente, que parece que va y luego se vuelve a su resaca, y el calor del sol, el mismo que calentó a los incas y los aztecas, los pececillos amándose en las profundidades, joder, comer, dormir cuando te apetezca. Y dobermans, una jauría perimetral, por los envidiosos y los maleantes. Lanzarles huesos con buenos tuétanos para que estén saciados pero igual de vigilantes. Bueno, y si hace falta se instala un CCTV. Y también galgos que corran por hectáreas de césped, veinte campos de fútbol de paraíso verde, no más, naranjos, higueras (que en tiempo de crisis pueden ser necesarias) y palmeras estratosféricas estallando. El jet siempre disponible para excursiones. ¿Que has quedado con el primo rico de Tony Maneropoulos para deglutir una mousse de sardinas en nido de salangana en un sitio de esos para tragones sibaritas a orillas del Mar Egeo? Pues nada, se hace un huequecito en la agenda; es un decir. Quizás, de vuelta, escala para aparecer por la fiesta de Möet & Chandon y departir con Mick Jagger, poco rato, para llegar a tiempo de la puesta del sol sorbiendo otro de esos maravillosos cócteles con bengala, y Yoko Ono gritando por ahí. A veces, al ir a comprar la barra de pan o tomarse el cafelito, cruzarse con Gwen Stefani, o con el handclapper rubio de Skinny & The Pancrea, o con cualquier otra superstar de drogadicto travelo fagocitada por una ameba godzíllica en bata o chándal, lo más estrafalario posible. Saludarle como buen vecino. Puede que compartir unos silencios. Y dejar pasar el tiempo que te queda entre aterradores atardeceres y no menos bellos amaneceres, rellenando un abismo de oscuridad entre Gengis Khan, Saturno y Cartagena de Indias, y lejos del mundanal ruido, en paz, sin pensar en el esperar a que lo justifique el epitafio mármol humo y polvo de la lápida sino mucho antes. Para eso quiero el dinero.
  Y, de esta manera, se preguntaría alguien un puñado de porqués un puñado de bastantes lunas más tarde: ¿Por qué ese paseo por el lado salvaje? ¿Por qué esos sonidos artesanales, pero reales y meritoriamente sudados, salidos de un sintetizador de aficionado, no podían competir con producciones profesionales amparadas no ya sólo por grandes inversiones sino por los medios que educan a la población para que sea un mero voyeur, incapaz de intervenir en el devenir de la historia, y lo que es aun peor, en sus propias vidas? ¿Por qué la televisión unidireccional y semánticamente perversa, soslayando el potencial alfabetizador? ¿Por qué no las gentes de color conducen? Bufones, deportistas, gogós, ruidistas y cantautores, cuyos chistes, gestas, músculos y juglarías funkacídicas han calado más en el vulgo que los sermones de los líderes blancos caucasianos.
  Ah. Y piedras preciosas, perlas, jades, esmeraldas, rubíes, para obsequiar a bellas y delicadas doncellas, y ser su ola y su roca. Y un transatlántico para llevarse a los hijos del barrio de crucero, todos colocados y destalentados, nada nuevo, con perdón de los que no, dar la vuelta al mundo muchas veces hasta tornar vulgaridad e idiocia en fanfarronería de licaones marinos. Con una flotilla de prototipos de los que andan a 400 kilómetros por hora amontonados en las bodegas del barco, Ferraris, Porsches, Lamborghinis, ese tipo de juguetes, y alquilar el circuito de Le Mans para echarse unas carreras, decretando un ruido demencial en toda la comarca, cosa que se subsanará posteriormente arrasando tascas y tabernas con gula medieval. Y volver al cascarón de proa para reanimarse con la brisa marina y la fiesta infinita, surcando los siete páramos del futuro arrullados por el staff de sirenas intercontinental funcionando todo ok a las órdenes de la capitana burbujeante de autoridad toplessiana tías buenas las camareras varias discotecas ritmo trival de fábrica la mente el alma hasta vaciar la botella clases de aerobic sol piscina la intimidad de los camarotes con todas las comodidades no jugar nunca más a la lotería ni a las quinielas eso para los pobres todo sin adulterar sin pegamento sin puro Colt sin dianas no sentir vergüenza ni culpa de alimaña primitiva o con malabaristas show multidisciplinar y contratar a Awesome Asian Queen para que actúe en directo, no sé. 


jueves, 16 de octubre de 2014

LO QUE NUNCA DEBE FALTAR EN UNA MALETA





1 pijama
1 bermudas
1 rollo de papel para envolver regalos
1 casco de bicicleta
1 camiseta para protección de rayos UV
1 paraguas
1 desatascador
1 par de chanclas
1 escobilla limpiacristales
1 chaqueta de chándal
1 pantalones cortos
1 orinal
1 rollo de papel higiénico
1 par de zapatos negros
1 cobra de artesanía en madera
1 camiseta de Nirvana
1 ejemplar de la revista Vogue
1 azada de jardinería
1 par de paletas de ping-pong
1 gafas de natación
1 gorro de baño
1 gafas de sol

miércoles, 8 de octubre de 2014

domingo, 5 de octubre de 2014

DISCREPANCIAS PERICIALES

  El juez archivó el caso porque en la principal prueba incriminatoria (una nota manuscrita por el presunto autor material de los hechos) había serias dudas en la transcripción del texto por parte de los peritos: la postura A defendía "ladrón estúpido"; la postura B, en cambio, "cabrón estúpido". 
  Los expedientes alimentan moho en una habitación sin ventanas.

jueves, 31 de julio de 2014

TRAGAPERRAS ÁCIDA

TRAGAPERRAS ÁCIDA. Es jueves, la fiesta del mercado. Chi, chip – bluuÚÚÍÍrRRip, condenada al ostracismo del resto de congéneres que orquestan una oscura polifonía en una sala oscura más allá de un oscuro umbral, con su lenguaje embaucador dota de un electronicismo casi musical el espacio físico de la zona no clausurada de la sala de juegos, la barra. Es cierto que su dialecto no se traduce así como así, sílaba por sílaba, pero mmmmm, los oídos de muchos, que no por su predisposición han de ser censurados como manirrotos, encuentran en su pianísima voz solaz para sus esquilmados propósitos muy cerca de la bragueta, que los bolsillos obligan a rascarse los cataplines y, habitualmente, todo y asumiendo su propio silencio abismal, tarde la engatusada falacia se muestra como lo que es. Como diría R2-D2, chüichíuuuUU //chüichíi..// Ooó brp brp..,**. ¿Quién podría mejorar eso, eh? La paya de los enervados fresones jugosos como guindas borrachas, con cara de mostrenco japonés en la camiseta blanca con logo, del mercado (¿?) a cien pesetas, una mezcla de pantera y bicho manga, es aquella cuyo cascabel cual campana catedralicia siempre está repiqueteando ¡es fiesta! ¡la gloria sea con vosotros! allá en las profundidades de sus partes más oscuras, sí, como la boca de un lobo, eso lo sabe cualquier memo, aunque de una manera psicodélica, mágica, lumínicamente cegadora, un parque de atracciones lleno, evidente, visible, inundado de fotones, la promesa de un vuelco en el corazón y un hilillo de pis que se escapa por la emoción del momento, impepinablemente. Una especie de tic poderoso e irrefrenable, un síndrome Tourette benévolo (¿?) que se apodera de todo el ser (¿?), con la mierda y el joder en la boca todo el día, aqueja a la que tiene nombre, electrocutada Frankenstein: puro pastiche, los tirantes negros del sujetador, del mercado, a cien pesetas, y el colgante corazón roto, el trauma sentimental de la media naranja perenne desde muy tempranos estadios del desarrollo cognitivo-afectivo, del negro negro Abdullah, con el que no, sí, a cien, es Rebecca, que se lo puso su abuela a su madre por la película de Hitchcock (¿?), distribuidora, celestina, voz relámpago, mito de verano, crisis invisible, que es más chic que camella, y es noticiable por el horrible urbanismo y la arquitectura desarrollista de los sesenta y los setenta porque las cosas parecen lo que no son y si no de qué su madre iba a haberse venido de las antípodas para casarse con un gitano melanesio que tocaba la guitarra en la playa. Joder, mierda, y ahora qué coño hago joder, insert coin joder, la miiierda de palanca. Tira, dale, le dice uno al lado, que le dice al camarero oye qué cortao me has puesto aquí primo que esto está más negro que mis huevos del Rajastán, ya muy lejos en las generaciones, ¿está? (la a muy recortada, casi sorda). Éste, él, el otro, el adlátere, seudopersona por doping positivo de largo, si lo pilla el comité olímpico lo sancionan de por vida, adquirido por inducción multidisciplinar, además de la cafeína, una semana sin pegar ojo, desde el otro jueves que luego se confundió la cosa con el cumpleaños de un primo hermano, un puñado de churros y un chocolate de madrugada, carajillo al despuntar el alba, tres paquetes de ducados negros. Desde el día de la fecha del jueves anterior hasta el que nos ocupa una dieta pobre en agua, ni fibra vegetal, mas un abuso insano de cosas que no alimentan pero engañan y proveen al entendimiento de una seguridad y una autonomía artificiosas. Así, el susodicho acompañante ambulatoriamente momentáneo de Rebecca presenta un cuadro de achicharramiento mental por los residuos tóxicos de la resaca de la noctámbulamente anterior en barra adrenalínicamente viciosa y morcillonamente agradable, hipersegregación de ácidos gástricos con molestias en la boca del estómago, imposibilidad de adopción de la postura de tendido, moquillo periódicamente absorbido con amontonamiento en la tocha de pulpa de química agrícolamente colombiana, bueno, ¿quieres más datos?, boliviana, departamento de Santa Cruz, que mucho caña de azúcar y algodón, farlopa y de la buena, más las periódicas trompetillas, petardos o verrugos que ya se lo había dicho el dealer, esta mierda está tremenda, restos tóxicos de las resacas noctámbulamente anteriores en noctámbulas vidas anteriores y, obviamente, la paya misma, Rebecca, aún menor de edad, que no es del barrio y no teme por las habladurías, que roza, no sin querer, las zonas ya todas sensibles pero a la vez insensibles y desgastadas, me voy por aquí y por allí. Y, en ausencia de otras hembras a las que olisquear, no porque no lo merezca en circunstancias de competencia, asimismo, prácticamente, no sólo los de la mesa de la conspiración, todos, mirándola, incluido el que escucha a ese de está bien claro, lo dice la Biblia, amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo y punto pelota, o los que entran y salen, o el camarero amarillo culebra, o el que levanta mucho la voz y sentencia: ¡que se muera el Papa!, que es como condenar a Sansón y el Cid Campeador viejos, polacos y políglotas todo en uno, atroz veredicto, o el que no debía estar en la escena del crimen (¿?) por no reunir las condiciones de madurez temporalmente suficiente para que el DNI licite su presencia en el antro, a la mama que vas y la interpelada, espera que te enganche joputa, que ni siquiera es su hermano, que es su sobrino, que su madre del chiquillo está en el trullo. Play, el premio está cerca, segurísimo, la macedonia no acaba de encajar pero está al caer, le dice a Rebecca el moreno beoduzo, colmado de insensatez, que no hace más que aventar el capital metal, pegarle fuego al sistema metafóricamente a base de esparcir la moneda como si apestara, loable si no fuera porque persigue una esfera fantástica de enriquecimiento, una pesadilla para el insomne baldosero del agujerillo del escondite, la gran baraka para el proveedor de máquinas, vaciedad bolsillística familiarmente para la familia del malgastador chocante por despilfarro improcedente megafónicamente y que no bombardeen Miami y con eso ya tenemos algo, seguramente. Clinclinclin clinclinclinclín. Premio. Cooño, el gordo. Pero qué miiiiierda es esto. Aquí no sale ná. Achooo. Qué mmmmierda pasa aquí primo. Y se monta un pollo entre los dos ludófilos escandalosos de una parte y el camarero amarillo culebra que supuestamente no quiere saber nada de la otra, ya que la máquina no suelta un áureo doblón aunque se supone que tenía que estar vomitándolo todo.


lunes, 28 de julio de 2014

TRANSUSTANCIACIÓN - ARTHUR C. DANTO

 Es poco probable que fuera viernes y que fuera trece, ambas circunstancias de manera simultánea.
 Es improbable que la Señora Czezowski – setenta y tres años- confiase su caniche a la vecina de enfrente para ir a la peluquería a hacerse la permanente, pero puede ser.
No está demostrado que aquel día se batiesen records de criminalidad en Harlem, es más, es posible que aquel día no hubiese ningún caso de muerte violenta en toda la ciudad.
 Puede que en una nave industrial invadida por las moscas una chica posase con su cuerpo desnudo adornado de pinturas psicodélicas iguales a las que decoraban una camioneta Volkswagen donde acababa de hacer el amor con un productor que le prometió que las fotos se publicarían en Play Boy.
 Se dice, se comenta, se rumorea que fue entonces cuando Malcolm X dijo aquello de que Jesucristo era negro, pero seguro que no fue ese día.
 A lo mejor ese día – u otro cualquiera de aquella época- un líder del Partido Nazi Americano concedía una entrevista con la condición de que el entrevistador no fuera judío… su sorpresa fue que era negro… la entrevista se hizo en presencia de un paramilitar armado.
 Se podría dar la circunstancia – es difícil- de que ese día Judd Daugherty, de profesión acomodador de cine, hiciera una cuantiosa apuesta al resultado de los partidos de la liga universitaria de fútbol americano.
 No es imposible, ni mucho menos, que un músico de jazz del sur en gira por el país deambulase por las calles del Bronx en busca de unas papelinas de caballo y una botella de Jack Daniel´s.
 Sería bastante casualidad que Alberto Rodríguez, de origen portorriqueño, poseedor de una flamante BSA Rocket 3, ese preciso día hiciera cola en la oficina de alistamiento ignorante del turbio futuro que le esperaba en el – como gustaban decir en Washington- “conflicto” de Vietnam.


 Lo que sí pasó ese día de 1964 con absoluta seguridad – y hay pruebas de ello- es que Arthur Coleman Danto – profesor de universidad y crítico de arte- experimentó un estado de intoxicación filosófica  - a pesar de la repugnancia estética- en su visita a la exposición Brillo Box de Andy Warhol en la Galería Stable de la calle Este 74. La intoxicación condujo a Danto a la formulación del concepto de transustanciación y del problema de los indiscernibles perceptivos.



ISLA. 8 AM


lunes, 21 de julio de 2014

AMY WINEHOUSE - ME AND MR. JONES (AMOR URGENTE REMIX)



 Amy Winehouse - Me and Mr. Jones + Untold - 5 Wheels 

martes, 8 de julio de 2014

DE HOTELES Y...

  Me fui de Tokyo con la sensación de no haber visto la ciudad. Me limité a pasear por sus calles empinadas (¿?) sin comprar nada; sólo miré los escaparates de los colmados y desde la puerta fisgoneé en el interior.

  El ascensorista y botones del hotel, me contó su vida de español por el mundo en Japón en el breve rato en que subíamos en ascensor una o dos plantas del rascacielos. Me acompañó hasta el interior de una pequeña habitación y como no le di propina (amarga experiencia) sustituyó, sin que me diera cuenta, la almohada por otra rajada.

  Ya de vuelta hice escala en Marrakesh. Mi principal equipaje entonces era mi familia ascendiente (una parte al menos): un hermano, que se había ido por ahí, por su cuenta, y que no aparecía por ninguna parte; y mi madre, que estaba preocupada por él, que si no comía bien (una barra de pan y ya está), y cosas por el estilo, y yo le contestaba que eso por lo menos era más sano que el tabaco y la bebida.


  Y lo único que puedo destacar de Marrakesh es el extenso páramo, llano como La Mancha, y sobre todo, el aeropuerto (edificios que, en general, ya son una maravilla en sí misma y una razón para viajar), con la particularidad de que las imponentes aeronaves se fundían con el hotel, atracadas como barcos a los pasillos exteriores del complejo turístico. El avión a la puerta de la habitación literalmente: el ala del lado del pasillo exterior desaparecida (¿?).

martes, 17 de junio de 2014

domingo, 8 de junio de 2014

PLAN PARA LLEGAR A SER INVISIBLE

PLAN PARA LLEGAR A SER INVISIBLE:

VÍAS DE ACCIÓN


- experimentación en laboratorio


- morirse y dejar que el alma se desprenda de la masa corpórea

- repetir la misma rutina durante cuarenta años hasta la completa alienación

- huida a un lugar desierto

sábado, 31 de mayo de 2014

CUERPOS REPENTINOS

CUERPOS REPENTINOS: PULSIÓN SEXUAL EN EL SENO FAMILIAR

La que
hasta ayer
niña fue
autoexplora su
repentino cuerpo
de mujer
(F: hemeroteca fem., Julio Iglesias, hipótesis)

La aya
hasta ayer
obesa, oronda
sin atender a
razones morales familiares
entrega su
repentino cuerpo
esbelto a
la rudeza, la
brutalidad orgiástica de
tres gánsteres
(F: Freud, experiencia pers., Chicago, pornog. en internet)

viernes, 16 de mayo de 2014

CAMPO DE MANIOBRAS

Olía a pólvora quemada
(¿dónde estaban los cañones?).
Cualquier cosa podía pasar,
incluso la tortura.
A uno de aquellos pequeños seres
le habían intentado quebrar
los huesos de las piernecillas
con un extraño artilugio de madera
(sin duda lo hubieran dejado morir allí mismo,
desatendido,
sin ningún remordimiento).

Los hombrecillos,
que no alzaban ni dos palmos del suelo,
sorprendente, repentinamente
aparecieron corriendo desde todas las direcciones
hasta sumar más de una docena.
Con la misma urgencia
se internaron en el bosque.
Al parecer, felizmente
las amazonas los acogerían para jugar con ellos,
como muñequitos.  

viernes, 9 de mayo de 2014

sábado, 26 de abril de 2014

viernes, 28 de marzo de 2014

EL ROSAL REAL

  El rey abrió por sí mismo,
sin ayuda,
la ventana de su cuarto
y recibió,
con un gesto de disgusto,
el olor a inmundicia
que llegaba de la ciudad
a pesar del rosal que,
en previsión de ello,
había hecho plantar
en el balcón.

  Intentaba juntar las ramas
para acrecentar la frondosidad del rosal
cuando se pinchó
y una gota de sangre
comenzó a crecer en su dedo.

  Posibles finales del cuento:
  lo pierde todo
  el jardinero le enseña una lección de la vida
  tras una revolución, el rosal empieza un periplo incierto a lo Winchester 73.