lunes, 18 de julio de 2011

PERESTROIKA (2º)

9 (E)




Me encerraron en un calabozo. Compartía nueve metros cuadrados, más o menos, con un negro bajito, paranoico y barrigón que parecía muy enojado, hablaba solo y se tiraba unos pedos descomunales. La comida era a base de una bazofia asquerosa, siempre la misma, y agua. Dormía en la dura superficie de piedra que al mismo tiempo servía de asiento, en el lado opuesto de la celda donde lo hacía mi compañero, sin colchón ni nada con qué taparse. Al cabo de diez días, otros dos polis me sacaron de allí recomendándome que no hiciera preguntas. Me condujeron al aeropuerto, esta vez sí, en un coche patrulla de la policía. Una vez allí, me subieron a un avión de mercancías del ejército y quedé bajo la custodia, como un bulto más, de un suboficial y dos policías militares.

El avión despegó y contemplé cómo abandonábamos mi isla caribeña. Como los soldados –a pesar de darme un trato amable- tenían la consigna de no hablar conmigo, vencido por el sueño me dormí sobre unos sacos grandes y blandos. Por fin mis huesos descansaban después de diez días en el calabozo. No sé cuántas horas duró el viaje pero fue muy largo, atravesando el océano y miles de kilómetros de geografía continental. Finalmente, el avión comenzó las maniobras de aproximación para el aterrizaje. Miré por la ventanilla. El terreno era desértico con muy escasa vegetación.

Una vez que tocamos tierra, seguí pegado a la ventanilla. Tenía una inmensa curiosidad por averiguar a dónde demonios me habían llevado. Era un aeropuerto militar. Decenas de helicópteros de guerra y de mastodónticos bombarderos se alineaban en orden geométrico. Mis dudas comenzaron a disiparse. En el fuselaje de las aeronaves aparecían inscripciones en caracteres incomprensibles. Al llegar frente al edificio principal del aeropuerto la certeza era absoluta. Ondeaba la bandera roja con la hoz y el martillo. En la fachada, junto a otras palabras que no comprendía, estaba la respuesta a mis interrogantes. CCCP, o lo que es lo mismo, Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, como todos los cubanos sabemos. Aunque estábamos en mayo, el cielo plomizo y la brisa de la estepa me dejaron helado.

(continuará...)


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