domingo, 26 de julio de 2015

LA HIJA DE LA SEÑORA

  Ella es sofisticada, la hija de la Señora.
  Ha estado provocándome: me ha mostrado sus pechos (como en una película de Luis Buñuel) y también me ha desvelado la oscura plasticidad orgánica del bosque triangular en su monte de Venus.
  Sus hermanos (no olvidemos que la familia de la Señora forma un todo inseparable en que el patrimonio conjunto debe reforzar el poder) tenían un aspecto que me recordó (si no algo más) dos cosas:
1.       a los hijos de la Dama con más títulos nobiliarios de Europa, más incluso que la Reina de Inglaterra
2.       a quimeras humanas de rasgos indeterminados hibridados de la persona de dos personas distintas
  Es una “niña pija”, la hija de la Señora. Podría decirse que caprichosa además de culta.

  Pero en los últimos minutos, lo digo sin estar seguro del todo, se está transformando (a peor). Será mi percepción singular, mera subjetividad desviada, al haber abierto los ojos finalmente. Sus perfectas curvas se han perdido en un cuerpo vulgar, descuidado, con acumulaciones adiposas innecesarias.

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