miércoles, 11 de febrero de 2015

EN AMÉRICA (HEAVEN)

EN AMÉRICA (HEAVEN)
  Había estado dando vueltas por un puñado de discotecas. Viendo el ambiente. Calibrando la música. Y eventualmente entré en una (en otra +). Los encargados de la música, en la planta baja, más que dj´s, eran unos notas con pinta heavy que “hacían” la música dance en directo. Y en la planta baja no había nadie más, sólo los camareros de la barra. Así que me pedí algo para beber y me dirigí hacia el ascensor.
  Al llamar, lo que hice fue mandar el ascensor para arriba (una cagada). Subí unos escalones y, ya sin cagarla, pues había unos tipos (2 ó 3) que hablaban y me miraron, me metí en otro ascensor. Y me fui al primer piso donde todavía había que subir unos escalones más con los pasamanos cromados.
  Y allí, casi cara a cara, aunque ella no se dio cuenta, me crucé con mi ex pareja, la loca, aunque en ese momento no lo parecía (incluso pensé que todo el tiempo que estuvimos juntos fingió).
  Estaba con un tipo que debía ser su novio porque éste se le acercó por detrás y juntando sus cuerpos la acarició levemente con el rostro.
  Ella estaba bellísima. Llevaba un top (muy poca cosa) cilíndrico de plástico y una falda (que transparentaba) de tul, con mucho aire (¿?). Todo en diferentes tonos de azul cielo. Nunca antes, ni siquiera cuando nos conocimos, la había visto tan deseable, sensual y sofisticada.
  En el local había bastante gente, sin ser un llenazo. Por cierto, la iluminación jugaba con los mismos tonos del vestido azul cielo.
  Y al salir a la calle, en la acera inclinada, había un Jaguar con la puerta del lado más bajo abierta de par en par. Al lado había tres americanos (una chica). Departían de buen rollo. A uno de ellos lo había visto dentro. Era grande, negro y simpático (un poco patoso).
  Este grupo contrastaba. Contrastaba con el autocar que tuvo que frenar con cierta brusquedad al llegar a un resalto. Estaba lleno de ingleses, de banderas británicas (Union Jack). Quedaba claro que eran mochileros. Nada que ver con el estilo de los americanos pijos. Y contrastaba con la ciudad al fondo del descampado interminable inundado por la maleza. Era como el lado menos fotogénico de cualquier gran ciudad europea decadente, azotada por la crisis.

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