martes, 16 de abril de 2013

007


-       Riiing, riiiiiiiiing, riiiiing...

-       ¿Sí?

-       ¿Julián? Hola, soy V.

-       ¿V.?

-       Sí, V.L.B. (no está permitido revelar la identidad de agentes de Servicios Secretos nacionales o extranjeros así que en lo sucesivo se definirá a este personaje por medio de sus siglas ficticias).

-       ¡Ah ya!

  V.L.B., quien fuera monitor de actividades al aire libre de Julián, manifiesta abiertamente que es agente del CSID, bueno, esas cosas siempre están cambiando de nombre para que la gente corriente, la gente de a pie no se acabe de enterar (del nombre) y pasar así desapercibidas (las cosas). Y continúa manifestándose de manera completamente unilateral. Manifiesta que le han sugerido recomendar a una persona de confianza para el ingreso en La Casa. Manifiesta que él, el interlocutor, Julián, es su hombre. Manifiesta en tono imperativo que deben concertar una cita en un espacio público libre de posibles escuchas a pesar de que en el transcurso de la llamada se explayará ampliamente, sin consecuencias. Manifiesta que los puestos a cubrir en La Casa, los Comandos de Acción, los pata negra, hete aquí que están especializados, por ejemplo, en infiltrarse, un dispositivo de agentes camouflados como David Bowie, disfrazados de repartidores de paquetería urgente y de tipos leyendo el periódico, en las líneas de la E.T.A., en sus centros legales, llámense políticos y/o sociales, procediendo a la monitorización exhaustiva de los mismos (los centros legales) mediante la inserción de toda una serie de recursos variados, tecnología invisible (en sentido figurado) y puntera (si exceptuamos algunas chapucillas cuyo descubrimiento se las trae floja ya que al fin y al cabo los hipotéticos descubridores de estas prácticas sucias cometen actos ilícitos sí o sí, así que sería absurdo denunciar el hallazgo ante las mismas autoridades que son el objetivo de sus bombas) con el propósito de seguir y anticiparse a los movimientos de los hijos de puta que tratan, literalmente, de volar el culo de los buenos, consternación.

  Ante este inesperado aluvión de información Julián, el interlocutor, permanece de pie (en leve flexión dorsal), con la boca abierta (incipiente babeo), con una revista ilustrada abierta en una mano (L´Auto École, alumna de unos cuarenta, bragas anchas de color rosa), con la mano contraria sujetando el telefonillo (alámbrico, rojo), con el asunto es decir el cuello de diplodocus filtro sensible insaciable dispositivo propiamente masculino singular en franco trance de perder su esplendor vertical (en referencia al momento inmediatamente anterior), con los pantalones bajados a la altura de los tobillos (imposibilidad práctica de salir huyendo ante un eventual peligro), con frío dada la semidesnudez transitoria (piel de gallina) y sin argumentos con que expresar su emoción (sorpresa).

  Y pasa una semana, al otro lado de la ciudad, cafetería, el barrio cool, boutiques italianas y francesas, Chumino, Louis Cochon, Yves T. Sangrará el Bolsillé, Calvo Soltero busca señorita refinada y con formación para relación estable, como pingüinos, zapatos lustrosos, corbata. Julián siente ¿o lo sabe? que está siendo observado, gente que es lo que no aparenta ser pero que son, especie de mercenarios rajastaníes de la cosa, desapercibidos guerreros aguerridos y, si no fuera por el jabón de lagarto de fabricación casera del ejército nepalí, equipos de intervención, células de, ¿cómo era la expresión correcta?, el yo contra en según el bar, en la herriko taberna, ponte unos potes joder, con naturalidad y no oiga si es tan amable nos podría poner unas cervezas por favor que parece que le estás pidiendo clemencia al de la herriko taberna. Julián no escucha a V.L.B. no porque no le interese lo que dice o no dice sino porque no lo puede evitar y no pilla más que cosas sueltas y observa y piensa y no. El Consulado de los Estados Unidos, los que hacen su juego y dejan jugar pero se les puede pillar a la contra, “Allons enfants de la patrie…”, con barbas, en plan alternativo, ir echo un desastre pero cobrar una pasta, secreto, una especie de halo de secretismo del que sólo participan los familiares más allegados, una milonga tipo abandonó su anterior trabajo como suboficial de Infantería y ahora está en una multinacional, seguimientos, esperar durante horas en el coche, trabajar de noche es decir estar siempre siempre disponible, luego está el James Bond ese, el Roger Moore el Sean Connery el el el llámalo equis que a lo mejor no es el mejor pero mejora las mejores performances de sus mejores antecesores, la espía que me encamó, te pegan dos tiros y que te jodan, dosis de existencialismo barato, oro entre las piernas, asuntos fálicos, póker y Guerra Fría como subjetivización de pimentón picante para las hemorroides, escala en el Caribe de luxe, Martini/vodka, ridículos artilugios, la escenita de la cuenta atrás, el gachó que no la palma ni a la de tres, payas fatales y fáciles (fáciles no porque JB no sea un tipo encantador, que lo es, sino porque ellas son personajes planos sin alma y bueno sí, están muy cachondas ya de suyo de antemano, tanto más después de ser pulverizadas con el spray glandular de 007), salir sin despeinarse de una batalla cuerpo a cuerpo del hombre contra los tres ejércitos de la CCCP, salvar el mundo y toda esa basura imperialista, esa propaganda subliminal, ese universo kitsch que no resiste el paso del tiempo, todas esas intrigas desde que el mundo es mundo y si no fuera porque los dinosaurios se extinguieron por culpa de un meteorito todavía estarían haciendo moqui moqui por el campo. Hay que tomárselo como un giro radical, una responsabilidad, cuidar los detalles, ser sutil, utilizar un sexto sentido, discreción, el lenguaje gestual, estar siempre atento, escuchar las conversaciones en un local lleno y ser capaz de hacer una transcripción detallada, lo importante es el equipo, ser una pieza en la maquinaria y sacrificarse si es necesario, claro que tiene sus riesgos, un deporte de contacto, pero qué es eso para un tipo curtido en la naturaleza (sí, V.L.B desconoce que Julián ya en los tiempos en que iban juntos de excursión odiaba la disciplina además de las incomodidades del campo). Homework, leer La Chica del Tambor, John Le Carré, editorial tostadé con pané untadé de tomaté et jus d´orange, menú diario, en pesetas off course, es lo más parecido a la realidad, un clásico, quelques expériences et dégustations réalisées pour réfléchir quand est-ce qu'on peut parler d'un jus de fruit naturel, misteri, la solució aquesta nit (21:00 h.).

  Y. Quimeras como pronunciar la palabra mágica ajuntamentumalquilotucasa y teletransportarse a Transilvania.

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