EL PLAN. Ya iba todo el mundo
en manga larga excepto un señor regordete. Rebecca, dime la hora que me dé un
infarto, se estaba tomando una birra con el caballero del vacilón, que
necesitaba de manera urgente so riesgo de colapso aclararse las ideas ingiriendo
abundante agua y sobando setenta y dos horas seguidas, quiero ser tu amigo, que
hacía lo propio con un cubata.
En una mesa hay cinco cervezas, uno el
primero que tiene los brazos como bulldogs cabreados que son de genética y que
empujará a Julián, que guardará por ello un rencor, a discernir el proceso
mágico del tra. de la inf. a la madurez psico. completa, digamos, mi chache se
quedó en el paro y se había ido a por droga ¡trece kilos de farlopa! y patatín
patatán, uno el segundo que guarda una pipa, hierro, fusca, artilugio, una Sig
Sauer 9 milímetros Parabellum, entre la tripilla por debajo del ombligo y la
cintura del pantalón, que le dio una leche a uno de un bar, el dueño, con la
pipa en todo el careto y aquél lo llevó ante los tribunales pero no quedó
demostrado, hijoputa pero niño que soy tu tío qué estás diciendo loco, con
sonrisa pícara y diabólica, uno el tercero que no tiene una amenazante
presencia física, más bien al contrario, mas es muy peligroso por su estéril y atravesada
hiperactividad mental insana, suponte que yo voy a drogarme y te dejo mi
cartera y voy y me drogo, que también desarrolla un fetichismo hacia las armas
de fuego, las intifadas gansteriles, disparar a las señales de tráfico, uno el
cuarto que, la pura verdad, que fue por accidente, el pobre Bicho se desangró
en un momento allí mismo en brazos de su compadre y homicida, manipulando el
arma, una fatalidad que le acompañará siempre, me como quatro tripis y le meto
una ráfaga plomo, que no es otra cosa que un desahogo, como lefa, algo
puramente masculino, y ya nunca lleva fusca, en todo caso una navajilla para
cortar el costo, y uno el propio Julián, que no encaja mucho del todo en esta banda
pero encaja, que el pistolero le amenazó con el arma y cómo Julián salió ofuscado
y sin conocer a nadie, pues el otro se acojonó un poquillo por su silencio
ausente de Julián y, ya desde entonces le respetan y, a pesar del abuso
cometido, el provocador le dijo que sí que era peligroso, que era lo mejor que
le podían decir a Julián en ese momento.
En Lingua Franca del Suburbio agravada por el
paro endémico en el barrio, qué van a hacer, ¿¿lacerarse??, ¿¿crucificarse y
descrucificarse??, ¿¿comerse la opacidad de la roña??, ¿¿cortarse el culo??, cuando
un maestro de escuela inepto, o no ya eso sino demasiado cartesiano o
racionalista o dogmático, que no cree o no se acuerda del juego la improvisación
la magia e, ignora, soslaya que alguno de esos cachorrillos hambrientos le
comería una partida con que sólo tuviera la reina a Kasparov, aunque no son tan
diferentes de los gañanes que habían apaleado a Julián por el asunto del
butano, alérgicos a la pestañí y al orden, siempre, cuyo universo de drogas, un
universo casi gratuito si no fuera por las expectativas del ciruelo, de fricción
sensible delicada húmeda y angosta de lo que se suele exagerar teatralizar
novelar mentir y segregar información o por lo menos ahí,
tirépapiruulé
tirépapiruulé
esteioondsíinpirulé
lacassxmashíinpirulé…
rarónrarón
rarónrarón…
yeaeaeeaeaaa jipme…
alirlbiruwéspirulé
cómooojipme
alirlbiruwéspirulé
jipmepirulé
aahpirulé…
el sist. educ. comienza a
perder tranco frente al tiburonaco hambriento, en sentido figurado, de la
prevaricación y la endogamia oligárquica.
¿¿Las Brown Sugar?? Se produce el
cortocircuito mental, el espejismo lunar, el pensamiento, que es lenguaje
interior, y es ruido interior, en indisoluble complicidad con el apretón del
esfínter A (puede que síntoma en el origen de los celos patológicos y sus
consecuencias) de Julián, se conecta a una vía autooperante, lejos de allí,
lejos como un frenazo estéreo en un túnel con sus dos bocas, como un suspiro en
el umbral de la calle y se está pergeñando un plan en la mesa, que no es tangible
realmente en otro espacio-tiempo que en las propias experiencias imaginativas
de Julián, o por lo menos no es participado por los otros cooperantes
necesarios, que hablan de drogas, sí, algo ciertamente repulsivo y censurable
quizás aquí relacionado con la delincuencia y la adicción, de esto y lo otro
primo, sí, pero de la máquina tragaperras, no, y menos desde que Rebecca, ácido
jazmín de mediodía, se ha separado de ella, que ahora está en otro lado de la
barra hablando con una señora con pelusilla en la barba que pregunta con quién
tiene que parlamentar acerca del rescate, que le han robado el coche.
En fin. A lo que íbamos. El plan (sólo de
Julián, para entendernos): robar la máquina tragaperras ¿para resarcir a
Rebecca?, ¿gesto de reivindicación para demostrar lo kie que es?, es lo de
menos.
¿Cómo se hacen bombas fétidas? Sí. Ya me
acuerdo. Esto… YO soy conductor. Esa es mi especialidad. No tanto
robar, no, robar no, hurtar coches, vale, los vuelvo a dejar en los alrededores
exponiéndome a que me pillen, eso es honradez, no soy un quinqui. Mi papá me
enseñó a meter las marchas y soltar el embrague y ya lo demás pues es ver
grandes premios por televisión y talento natural. Es que, ¿sabes?, cuando cojo un
volante tengo que ir a todo lo que da el trasto, como con el culo endiablado de
guindas. Pero claro, me dan un papel protagonista en el golpe, para no mojarse
ellos (y eso les perdió como se verá) y claro, ¿sabes?, como no se decir que
NO, pues voy.
Bombas fétidas. Añil + vinagre + lejía. Bombas
fétidas. Y entonces hay ya que pensar en no dejar huellas, evidencias y esas
cosas, desfigurarse deformarse la cara con miga de pan Bimbo sin comérselo ¿eh?,
¿yo me lo comería? (por la ansiedad, el apretoncillo a la altura del estómago,
las ganas de mear), y una peluca, gafas, ETC. A ver, abrir las puertas, la chica
(¿Rebecca?) se mete a jugar en una máquina, ¿en el bar o en la sala interior?,
hombre, la máquina, el objetivo es la del bar, que está más cerca de la salida,
la escapatoria, hay menos camino por recorrer. Hay que focalizar: *robar
máquina tragaperras*. Si no, un chino ludópata. Los chinos saben cuando la
máquina está a punto. Podría ser una ayuda pero habría que darle un cinco por
ciento por lo menos, pedazo de maricón. El chino estaría dándole dándole dándole
el culo a la máquina, y esa sería la señal, la luz verde. ¿Y si hay más chinos
y no sé cuál es el chino?, y cojo una máquina que no es, es que todos son
iguales, bueno, todos menos mi chino, que es un huevón, que la que se juega las
perras es su parienta.
Pero no. Tiene que ser más directo. La ambulancia
con la llave puesta en el puesto de socorro de la carretera, de la cruz roja, un
día iba borracho y me puse a dormir en la ambulancia, veníamos el Ohyeah y yo y
el Oso del quinto pino y estaba cansado de andar, abrí el portón trasero y me
puse a sobar en la camilla, pero si no me llego a levantar echo las papas
dentro de la ambulancia, salí de allí corriendo y sudando unos goterones… y siempre
están puestas las llaves. Y claro que hacen
falta precauciones, sin menoscabo de la testiculina. Se podría consultar con
alguien de peso en el barrio, alguien con un currículum. ¡Qué va loco! Entonces
hablamos del cincuenta por ciento. A ver, lo de las bombas fétidas es para
ganar tiempo y crear confusión, aunque parece una chorrada, ¿sabes?, no lo es.
Y para bajar el estrés te haces una
autosatisfacción completa del asunto, y si después de la primera, con el estrés
del delito nunca se sabe, pues necesitas rebajar más tensión, te vuelves a
rascar, que no es que sea lo más recomendable porque algo se nota ya, en la
energía, en la prestancia, pero claro, hay que dejar, si se puede, dejar solucionado
el problema en la zona a trabajar, y sí, con un poco de voluntad, se dejan
reposar las cosas, lo cual puede ser un esfuerzo añadido, que a lo mejor es
deseable que todo fluya y no se demore mucho, y ya con mucho tiento se hace
otro acercamiento, a modo de prueba y, si el asunto se perfila factible
fácilmente, se procede con un eventual segundo intento, que sería deseable que
acabase con la tensión porque un tercero sí que ya se nos va un poco de las
manos, pero nunca se sabe, por lo de la prestancia, y ya, se limpian bien las pruebas,
es decir, hay que deshacerse de los restos, la huella, ¿verdad?, se tira de la
cadena, y todo esto antes de perpetrar el delito y se te quita la tontería.
Recapitulemos: agua (unas latas de cerveza
valdrán), pan Bimbo, media de seda, lycra o similar (porque con el pan solo
sería una payasada), furgoneta potente, 300 CV., bueno, ese trasto tiene más
años que la Charito y pasa la ITV porque es de la Cruz Roja, portón trasero, ácido
cítrico, bombas fétidas... los otros estarán esperando para arrastrar la
máquina tragaperras hasta la ambulancia y yo ya sólo tengo que salir cortando
de allí.
(Pero todo salió al revés.)
Y el Porranegra le dice insistentemente a
Julián que si tiene papel, ¿es que no oyes?, (que es para hacerse un cacharrito
de hachís).
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